Los primeros sellos
postales españoles fueron emitidos el 1 de enero de 1850 por Correos de España y
reproducían la efigie de la reina Isabel II; se trata de cinco sellos con
diferentes valores faciales: 6 cuartos de real en color negro, 12 cuartos en
color lila, 5 reales en color rojo, 6 reales en color azul y 10 reales en color
verde. La efigie de la reina se convierte así en la imagen de la serie básica
de Correos en aquella época, y es el único motivo usado en los tres primeros
años. En total son 80 sellos, emitidos entre 1850 y 1868, los que presentan su
imagen.
El 1 de enero de 1850 vió
la luz el primer sello español, el 6 cuartos negro. Fue impreso por el sistema
litográfico y su tirada superó los seis millones de ejemplares. La
justificación postal era la de franquear una carta dirigida a cualquier destino
nacional con un peso máximo de 1/2 onza, equivalente a 7,12 grs.; hay que
destacar que hasta la fecha el sistema postal español se regía por sus propias
normas y estaba ordenado por diferentes regiones postales, las cuales dejaron
infinidad de marcas en la correspondencia que han hecho la delicia de
innumerables coleccionistas.
El denominado Penny Black o Penique Negro fue el primer sello postal de la historia, emitido por el Reino Unido el 1 de mayo de 1840 y válido para uso postal desde el 6 de mayo por iniciativa de Rowland Hill tras la reforma del sistema postal británico destinado a hacer pagar al remitente según el peso del envío, y no al destinatario y según la distancia como hasta entonces.
El sello lleva la efigie de la reina Victoria. Tuvo una primera tirada de 60.000 ejemplares, pero hasta ser retirado de la circulación, en 1841, se emitieron 68 millones de ejemplares, de los que se calcula sobrevive un millón y medio.
María de la O Lejárraga
García (San Millán de la Cogolla, La Rioja, 1874 - Buenos Aires, 1974) fue una
escritora y feminista española.
María Lejárraga nació en
una familia acomodada y recibió una educación que le permitió ejercer de
maestra. Sin embargo sus inquietudes literarias chocaban con la sociedad en que
creció, cerrada a la idea de que la mujer se dedicara a las artes y ciencias. Sus libros venían firmados por su marido Gregorio Martínez Sierra.
Feminista convencida y
activa, afiliada al Partido Socialista, estuvo, no obstante, siempre sometida a
su marido, en un auténtico estado de explotación.
En 1933 fue elegida
diputada al Congreso de la República por Granada y fue designada vicepresidenta
de la Comisión de Instrucción Pública. La Guerra Civil la obligó a un penoso
exilio. Murió en Argentina en 1974
Colección sobre la mujer en la filatelia en España.